miércoles, 2 de octubre de 2013

Veraneo 'low-cost'. Tras la masacre altimétrica

   Aquella semana de veraneo en Playa de Albir (Alicante) no dio lugar a grandes proezas ciclistas. Piscina, lata de cerveza y lectura insustancial; así pasé buena parte del tiempo en aquel rincón de la costa mediterránea. Sin embargo, aún hubo tiempo --poco-- y ganas       --escasas-- para enfrentarse a algún que otro reto 'globero' que me permitió medir mis fuerzas con tres explosivos contendientes: Bernia, Sierra Gelada y La Cruz de Benidorm.

Tirando de taquicardia y de apretar
de dientes se puede subir a sierra Gelada.
   Nada tienen que ver estas ascensiones con la masacre altimétrica a la que me había sometido pocos días antes en tierras cantabro-asturianas, mas tampoco son como para andarse con tonterías. Así lo pude comprobar en las tres salidas en las que, superando la pereza y el sopor, logré reunir la moral suficiente como para echar mano de la BH que me había llevado en el Megane y salir a rodar entre guiris, pistas de tenis e invernaderos.

   En la primera de aquellas jornadas cicloturistas me di de bruces contra el muro de Sierra Gelada, una fulminante ascensión de casi cuatro kilómetros y más del diez por ciento de pendiente media. Para variar, no había prestado demasiada atención a los detalles que se esconden en toda altimetría que se precie, de forma que las rampas de más del 30 por ciento que se encuentran a mitad de recorrido me cogieron con sorpresa. Maldiciéndome a mí mismo por mi reincidente desidia, superé aquel calvario con más pena que gloria, pero sin echar pie a tierra.

LA SUPER NINTENDO, EN JUEGO

  Un par de días después llegó el momento de plantar cara a Bernia, que con más de cinco kilómetros y casi un doce por ciento de pendiente media puede amargarte el día a poco que te hayas descuidado en el desayuno. Pero como me había metido entre pecho y espalda un paquete entero de minigalletas con virutas de chocolate --una imitación de las Chips Ahoy en versión Mercadona--, salí bien parado del envite.

   Por cierto, una vez llegado a las casas que parecen ser el final de la ascensión, hay una pista que sigue varios cientos de metros más entre unos frutales. La pista no figura en la altimetría que consulté, pero es lo más duro de toda la subida; me juego mi Super Nintendo a que hay tramos por encima del 30 por ciento.

¿Ecosistema? ¿Eso qué e´lo que e´? En España somos asín;
plantamos una torre de viviendas donde nos viene en gana. 
   El anteúltimo día de mi estancia en aquella semanita de turismo de apartamento y supermercado me dio por volver a subir a Sierra Gelada; no sé, debió ser para experimentar de nuevo las agradables sensaciones que proporciona derrengarse sin que venga al caso, subiendo por un camino de cabras que no lleva sino a unas antenas. "Tiene muy buenas vistas", dirá la gente; sí, aunque dada mi escasa sensibilidad estética, no presté demasiada atención al panorama que se oteaba desde allí arriba.

   Quemando zapatas y volviendo a pasar un mal rato en el descenso, regresé a la carretera principal y puse rumbo a Benidorm. Debí andar más despierto que de costumbre, porque entre los rascacielos y el batiburrillo de cruces, encontré la subida a la Cruz --dos kilómetros al nueve por ciento-- casi a la primera. Subí, observe las maravillas a las que ha dado lugar el ingenio ibérico y la fiebre inmobiliaria, y regresé al apartamento. Así transcurrió mi semana de veraneo low-cost; el último estertor de unas vacaciones cuyo recuerdo se desvanece ya entre sesiones de rodillo, ruedas de prensa y esporádicas salidas en la BH.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

No me imaginaba subidas bestiales en una zona tan turística. El interior de Alicante si que tengo entendido que es bastante quebrado. Yo nunca tuve una supernintendo, trauma infantil.

Saludos desde euskotren
Ciclobilly

A.M.Y.P. dijo...

Buenas, Ciclobilly. Yo tampoco tenía ni idea de las emboscadas que se esconden por allí. Ignorante de mí, pensaba que por allí no había mas que chiringuitos y campos de minigolf. Una vez más, altimetrias.con compensó mi incultura geográfica. No sabes lo que te perdiste, yo por la Supernintendo mato. ¡MA-TO!