Semejante desafío, no obstante, no era sino el prólogo de la incursión que tenía previsto realizar en las dos jornadas siguientes por tierras asturianas, con el Angliru, Cuitu Negru, Gamoniteiru y otros agradables paseos verticales como destino.
La BH posa orgullosa en el Salto de la Cabra, tras hacer morder el polvo a dos bicicletas de montaña de gama alta. |
Afortunadamente, la cosa fue mejorando poco a poco y, con las piernas funcionando ya como Dios manda, me permití el lujo de adelantar a dos chavales que iban en bicicleta de montaña en la parte final del puerto. Poco dura, sin embargo, la alegría en la casa del globero, pues la encerrona que me esperaba poco después iba devolverme a la realidad de forma tan brusca como despiadada.
Efectivamente; bajaba yo muy ufano de vuelta a La Hermida tras mi hazaña cicloturista, cuando me topé con una pista que salía a la derecha, en la que no había reparado durante la ascensión. ¿Sería aquella una nueva y espectacular escalada? ¿O moriría la pista de asfalto, como tantas otras veces, un poco más adelante, frente a una chabola custodiada por una jauría de perros? No había más remedio, tenía que adentrarme por aquel camino para descubrirlo, o luego el arrepentimiento me perseguiría noche y día.
Coger un desvío erróneo puede llevarte a la ruina --y al desmembramiento--.( imagen: 2.bp.blogspot.com) |
LA DEBACLE
La debacle me sobrevino en el peor momento posible; justo cuando un grupo de turistas extranjeros aparecía por aquel desierto rincón de los Picos de Europa. Reventado y con la certeza de que si demoraba más la retirada no tendría fuerzas ni para sacar la cala del pedal, me detuve y a duras penas logre bajarme de la bici en mitad de la enésima rampa al 30 por ciento. Los guiris me saludaron y siguieron su camino, y yo tuve que tragarme el orgullo y empujar mi BH hasta encontrar un tramo con menos pendiente en el que poder montarme de nuevo.
El idílico pueblo de Bejes oculta un infierno hormigonado que aniquila a quien ose desafiarlo. |
En realidad, desde el desvío por el que me interné apenas hay un kilómetro y medio de pista cementada, aunque el desnivel medio supera el 18 por ciento, con largos tramos por encima del 30 por ciento. Además, --¡ojo!, excusa inminente-- hay partes en las que el hormigón está roto y hay mucha piedra suelta. Si se tiene en cuenta la parte inicial de la subida, la que comienza en La Hermida y que es la misma que la del Salto de la Cabra, este Collado Pelea tiene 6,8 kilómetros con un desnivel medio del 10,6 por ciento. Es probable que mi BH y yo volvamos por allí para buscar la revancha, aunque nos descalabremos en el intento.
5 comentarios :
no hay que lamentarse por heberse bajado en una cuesta imposible, hay que lamentarse no haberlo intentado
no hay que lamentarse por heberse bajado en una cuesta imposible, hay que lamentarse no haberlo intentado
no hay que lamentarse por heberse bajado en una cuesta imposible, hay que lamentarse no haberlo intentado
Ya, es cierto; lo malo es que uno es muy cabestro y, al final, acabaré echando una vez más los higadillos sobre aquel demencial camino de cabras. O Collado Pelea o Pepe Bellaco; solo puede quedar uno.
Yo me calzé dos pedazo de oxtias intentando subir esa puñetera cuesta, viendo que el de delante la subía.
Se te encabrita la bici y ves el suelo a dos metros y si no sueltas la cala a tiempo , zas!!! la cadera contra el duro hormigón.
Luego pase dos años jodido con la espalda , nunca mais, bueno casi me la pego en montejurra navarra al final hay una cuesta similar, el hombre único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.
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