
En mis habituales incursiones en el Cash-Converters, el rastro de Emaus y otros antros similares, varias veces se me ha presentado la tentación de subirme al carro del cicloturismo vintage. No es de extrañar, porque el inframundo de las casas de empeño y la compraventa de artículos usados es una verdadera mina para todo retrofriki. Videoconsolas prehistóricas, tebeos arcaicos, vídeos Betamax... Y bicicletas, por supuesto: Motorettas, Californias, Torrots y todo tipo de bicicletas grotescamente anticuadas.
Es cierto que para poder acceder...